¿Qué es lo que se quiere decir cuando continuamente se señala que nuestros pensamientos se reflejan en nuestra realidad, o dicho de otro modo, nuestras circunstancias actuales son producto de nuestros pensamientos dominantes?
La calidad de vida que cualquier individuo experimenta tiene poco que ver con sus circunstancias y mucho, con su actitud personal y su manera de pensar, con sus procesos del pensamiento. La felicidad no depende tanto de las circunstancias favorables, como de la actitud mental que tengamos. De hecho, el éxito puede obtenerse aún en las circunstancias más desfavorables.
Veamos, tener una actitud positiva y optimista cuando todo va bien, en las circunstancias ideales, cualquier ser humano puede hacerlo. Solo una persona equilibrada y dueña de si misma es capaz de mantener esa actitud positiva y optimista aún en las circunstancias más difíciles.
Pensar y actuar correctamente es lo único que se precisa. En la medida en que cambiamos la manera de pensar respecto a nuestras circunstancias y a las demás personas, las situaciones y la gente cambiarán respecto de nosotros.
Los pensamientos rápidamente se traducen en hábitos, y los hábitos se transforman en sus circunstancias.Porque la persistencia de cierto esquema de pensamientos es lo que determina el dominio de los mismos en la mente y en consecuencia en nuestra actitud. Los pensamientos dañinos y perjudiciales de todo tipo se convierten en hábitos que atraen y producen confusión y debilidad; y éstos, a su vez, se manifiestan en circunstancias infortunadas. Con la mente confusa y débil y una actitud invadida por pensamientos negativos nuestras acciones y decisiones difícilmente sean las correctas. Los pensamientos de odio, condena, crítica, se vuelven hábitos de acusación y violencia, los cuales se convierten, a su vez, en injuria y persecución. Los pensamientos egoístas se transforman en hábitos que atraen angustia y frustración.
En cambio, los pensamientos nobles crearán hábitos de prosperidad y bondad, y con ellos se atrae felicidad y bienestar. Los pensamientos virtuosos se convierten en hábitos de autocontrol y dominio de sí mismo, que atraen paz y tranquilidad, que se traducen en éxito, plenitud y libertad.
Cada pensamiento, bueno o malo, que permitimos domine en nuestra mente, produce el único resultado posible que ese tipo de pensamiento puede manifestar tanto en nosotros como en nuestras circunstancias. No podemos elegir directamente las circunstancias, pero al elegir nuestros pensamientos, indirectamente incidimos en las circunstancias externas.
La naturaleza se encarga de permitir que cada persona atraiga hacia sí misma los resultados de sus pensamientos dominantes, y de presentarle las oportunidades que hagan realidad de la manera más rápida posible tanto sus pensamientos constructivos como destructivos.
"El ancestro de toda acción es un pensamiento. Toda acción ha sido precedida por un pensamiento". Emerson
La única forma de elevarnos y alcanzar el éxito- en el sentido más amplio- es elevando nuestros pensamientos y manteniéndonos así. Porque si alcanzado el éxito, cualquiera que sea- permitimos que nos dominen pensamientos arrogantes, egoístas y corruptos, no pasará mucho tiempo que ese nuevo esquema de pensamientos dominantes aleje el éxito de nosotros.
Todo se concibe primero en nuestra mente a través de pensamientos dominantes, que pasan a nuestra actitud a través de los hábitos y finalmente se manifiestan en la realidad. Nuestra realidad actual se forjó de esa manera, con una importante carga de programación por parte de terceros especialmente en nuestra infancia, pero que al volvernos adultos no cuestionamos sino que por el contrario, alimentamos a diario con nuestro esquema de pensamientos dominantes.
Esto explica por qué se insiste tanto en los pensamientos dominantes como autores de nuestra realidad y circunstancias.
Sony Atrae la Plenitud
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