Recibiendo e-mails de los participantes del Curso-taller gratuito “ley de atracción paso a paso”, uno de ellos me inspiró la idea de escribir sobre este tema. Advertí que no lo había hecho y es un tema muy importante que nos afecta a todos: la preocupación.
La preocupación es una emoción, pero .... una emoción inútil. La preocupación es un mecanismo que nos mantiene inmovilizados en el presente por algo que está en el futuro y sobre lo que normalmente no tenemos ningún control. Nos paramos en el presente torturándonos con algo que estaría en nuestro futuro. Tiene además mucho de miedo, a esos acontecimientos que podrían ( o no?) pasar. Nos atamos a ese presunto hecho y no nos damos cuenta que cuanto más nos preocupamos, más quietos, inmóviles estamos en nuestro presente. No avanzamos.
Preocuparse es consternarse hoy por algo que estará o no en el futuro. Podemos pasarnos el resto de nuestras vidas preocupados por el futuro y por mucho que nos preocupemos nada cambiará. Y claro, nada cambiará porque una emoción tan negativa como la preocupación no puede generar resultados positivos, ni acciones positiva. A veces hasta nos hacemos una especie de película de lo que acontecerá, con todos los detalles y hasta las posibles variables. Muchas personas llegan a enfermarse, de tanta preocupación por algo que les dijo su médico.
La preocupación es un desgaste de energía inútil, porque para nada influirá en ese hecho del futuro. Genera angustia, estrés, agotamiento, ansiedad y muchas veces, fobias, y hasta padecimientos físicos. La preocupación forma parte de nuestro antiguo paradigma. Es una creencia que nos fue inculcada y que nuestro subconsciente ha aceptado como válido. Preocuparse es bueno, eh ¡!??
Dentro de ese paradigma (creencias y hábitos) que nos inculcaron la preocupación se nos enseñó como sinónimo de Amor: “Si la quiero, me preocupo por ella”; “como no voy a preocuparme si lo amo”; “ no puedo dejar de preocuparme porque los quiero mucho”. Nos enseñaron que la forma de demostrar el amor a nuestros hijos es “preocupándonos” por ellos, porque si no nos preocupamos qué clase de padres somos!
Pero, hay otras preocupaciones que nos inculcaron: la salud, hay que preocuparse porque si no, nos enfermamos y nos morimos; el trabajo, si no me preocupo me despedirán; la muerte de nuestro padres, la economía, el clima, la seguridad, envejecer, morir, etc.
La preocupación que nada puede hacer por el futuro, y sí malgastar tu presente inmovilizándote, paralizándote, muchas veces la usamos como excusa, una justificación para nuestras frustraciones, para evitar actuar, asumir riesgos, lanzarnos a la vida, encaminarnos hacia el objetivo.
Cuántas veces decimos: “no puedo hacer nada, estoy tan preocupado”. Sirve para autodefinirnos o etiquetarnos como “buenos padres”, “buenos hijos”, “buenos esposos”, etc. por qué.....pues porque nos preocupamos.
La preocupación nos trae una especie retribución sicológica por eso acudimos a ella. Como me preocupo soy un buen padre. Que mejor ocasión que el preocuparme para justificar porque como tanto si estoy pasado de peso, o si fumo, o consumo sustancias que crean dependencia. Dejo de comer, fumar, o consumir sustancias cuando no esté tan preocupado por esto o por aquello.
La preocupación ayuda a evitar el cambio. Las preocupaciones impiden que vivas tu vida. Los angustiados se quedan quietos preocupándose por todo mientras que las personas activas y positivas tienen la necesidad de moverse. La preocupación es un recurso muy hábil que sirve para mantenernos inactivos. Es mucho más fácil angustiarse, preocuparse, pero menos mucho menos estimulante, agradable y provechoso que ser una persona activa comprometida con las cosas.
Es bueno el ejemplo de la persona que preocupada porque le falte dinero, guarda, guarda y guarda ( ... para los herederos ) y se olvida de disfrutar ese dinero en el presente. O aquella que preocupada y preocupada por su salud, yendo y viniendo de la consulta médica, los análisis etc. no vive en salud el presente, en realidad, con su preocupación crea un futuro de enfermedad y no disfruta de la salud que tiene en el presente.
La preocupación es un sentimiento que te inmoviliza en el presente por cosas que pueden llegar a suceder en el futuro. No hay que confundir la preocupación con planificar las acciones para lograr tus metas. Si estás haciendo planes para el futuro y la actividad del momento presente puede contribuir a que ese futuro sea mejor esto no es preocupación. Sólo es preocupación cuando de alguna manera te encuentras inmovilizado en el presente por algún acontecimiento que puede suceder en el futuro.
El mejor remedio para la preocupación es la acción. Actúa en lugar de preocuparte. Puedes empezar reconociendo lo absurda e inútil que es la preocupación. Sabes, que nada cambiará porque te preocupes. Fíjate que miedos se ocultan tras la preocupación, y enfréntalos, porque eso sí puede ayudarte, en cambio, la preocupación te dejará tus miedos intactos.
Aprende a vivir ahora, en el presente, y a no desperdiciar los momentos actuales con pensamientos inmovilizantes del futuro. No hay otro momento en el que sea posible vivir más que en el presente, el ahora, y todas tus preocupaciones tan inútiles se hacen en el exclusivo momento presente.
El futuro no es más que un nuevo presente. VIVE EL PRESENTE
Sony
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