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viernes

El desapego

No se si a ustedes les pasó lo mismo con este tema. Cuando comencé a adentrarme en el desarrollo personal, me costó familiarizarme con este tema. Siempre se hablaba por un lado de desear intensamente las cosas, de repetir las afirmaciones a diario, de ser constantes, de tener paciencia porque todo tiene su período de gestación, de visualizar como si ya tuviera lo deseado,de enfocarse en lo que deseamos, etc. Pero a la vez, se hablaba de "desapego", de lanzar los deseos al universo y despreocuparse. Entonces, como lanzo los deseos, me despreocupo, pero me enfoco en lo que deseo y repito a diario afirmaciones relacionadas con lo que deseo y visualizo lo que deseo. No me desapego entonces?.
Se han hecho ustedes esa pregunta?. Les genera confusión ese tema? En su momento, revisé muchos sitios en internet y todos repetían lo mismo, desea, lanza el deseo, haz afirmaciones, etc.... y ten desapego. Sinceramente no encontré ninguna explicación acerca de esta aparente contradicción. Digo aparente, porque ya la resolví. Pero tal como se la formula, es sin dudas, una contradicción.
Desapego según el Diccionario de la Real Academia significa: "Falta de afición o interés, alejamiento, desvío". Entonces, me piden que no tenga interés en lo que deseo?. Está bien usado el término, o es otro que se repite sin fundamento?
Como no encontré nada que arrojara luz sobre el punto, me fui a las obras de los grandes maestros, los verdaderos.
 Bien, para no aburrirlos, después de estudiar profundamente el tema, finalmente pude darle sentido a eso del desapego. Se que todos lo conocen por ese nombre, yo prefiero llamarle "necesidad". Si, de eso se trata, de no tener necesidad de lo que deseamos, de nuestras metas, sueños.  No vivir hoy con la necesidad de tener esto o aquello para poder ser felices o vivir en paz.
Claro que está bien desear con intensidad, con emoción, visualizar lo deseado, sentirlo ya en nuestra vida , tomar acciones y planificaciones para lograrlo, pero..... sin tener la necesidad de eso para ser feliz ahora, o dicho de otro modo, no dejar de vivir el presente. La necesidad de nuestras metas y sueños, solo genera más necesidad, eso es lo que atraemos, "necesidad" de los sueños. Ese es el lazo que no debemos crear con nuestro sueños y metas, la dependencia.
Te lo pongo con un ejemplo, si deseas una casa nueva, deséala intensamente, delíneala en tu mente, visualizate viviendo en ella, toma acciones para acercarte a tu sueño, pero no esperes a que el sueño llegue para ser feliz. No odies tu casa actual, por el contrario, amala aún más, agradece tenerla y disfrutarla. Es decir vive el presente, no odies tu presente, atándote al supuesto futuro, porque solo será un supuesto futuro, siempre tendrás la necesidad de tener una casa nueva. Eso es lo que viene a querer decir, tal vez, en forma inapropiada (al menos literalmente) el tema del desapego.
Revisa, si no estás atandote a la necesidad de algo en tu vida. Dices a menudo : "cuando me reciba", "cuando encuentre pareja", "cuando tenga el auto nuevo", "cuando me aumenten el sueldo". Eso es necesidad, haz las cosas en tu presente. Desea, pero no tengas necesidad de lo deseado.

lunes

Nuestra relación con el pasado

El pasado... es todo un tema! . El pasado es un tema que casi todos eludimos. Empezar a cambiar nuestra realidad, necesitará de replantearnos cuál es nuestra relación con el pasado. El pasado no es algo diferente a nosotros, él está en nosotros, simplemente porque lo que somos hoy, es el producto de nuestro pasado. Todas las creencias que tenemos y de acuerdo a las que vivimos a diario, vienen de nuestro pasado.

Las creencias que forman nuestro paradigma vienen de nuestro pasado, de las enseñanzas que recibimos en los primeros años de nuestra vida, a la que se van sumando cada una de las vivencias que vamos teniendo. Muchas de esas experiencias o vivencias, simplemente se reiteran, se repiten hasta conformar un patrón de conducta en nosotros; otras impactaron en nuestra vida de tal forma que fue suficiente para introducirse en nuestro paradigma.
El pasado suele ser un gran bloqueador de nuestro crecimiento. Está allí silencioso, oculto en la sombra, nos perturba en un sentido o en otro, porque nuestro subconsciente lo tiene allí grabado ( en el disco duro). Tu crees que has olvidado, que ya no piensas en tu pasado; eso te hace creer tu mente consciente, pero tu subconsciente tiene toda la información, y cuando menos lo esperas, ... ups! el pasado dice presente. ¿Cuál es la razón?. Es que nos mantenemos ligados al pasado, no queremos cortar el cordón, derribar el puente.

Cuando hablamos del pasado no solo nos referimos a las experiencias traumáticas, también a aquellas cosas buenas que tuvimos y ahora ya no tenemos.
A veces vivimos añorando aquellas cosas lindas que teníamos. Añoramos a un ser querido que ya partió de este mundo, aquella pareja que teníamos y nos dejó, el trabajo en el que ganábamos mejor, la antigua casa, etc. Todas esas experiencias que fueron buenas, te dañan en tu presente, porque forman parte de tu pasado. De manera que el pasado vuelve al presente a bloquearnos cada vez que añoramos lo bueno que tuvimos. Lo que duele es ya no tenerlo. Fíjate cuantas veces utilizas frases como estas: “antes yo era ......”, “mi ex – ”... “cuando tenía dinero suficiente...”, “ cuando vivía mi ....” y cosas por el estilo, que acuden constantemente en el recuerdo, para solo comprobar que esa ya no es nuestra realidad, y eso duele, nos quedamos en el dolor de la pérdida y no avanzamos.
Si el buen pasado perdido duele, cómo no va a doler el pasado traumático, aquellas experiencias que te marcaron, te dolieron, te llenaron de culpa, de llanto doloroso, de rabia, de odio, de desconfianza.

Hoy somos lo que en el pasado creamos para nosotros y lo que nos inculcaron otros. Vivir con el pasado haciéndose presente a cada rato, detiene nuestro crecimiento.
Es necesario sanar nuestro pasado, dejarlo ir, hacer la paz con nuestro pasado.
Y eso solo puede hacerse, reflexionando acerca del pasado, revisándolo. Pero debes hacerlo desde una perspectiva objetiva, sin buscar culpables, ni culparte tu. Analízalo como si fuera una cosa que la das vuelta y la observas.
En ese proceso seguramente encontrarás la razón última de cada una de las creencias que tienes hoy y forman tu modo habitual de actuar y pensar.
Cerrar el capítulo del pasado no significa que lo olvidamos, sino que lo curamos, lo sanamos, para que no nos duela más, para que no nos bloquee, para que no nos limite. Al pasado hay que dejarlo pasar. La virtud del pasado es precisamente, que ya pasó. Como sea agradece ese pasado, porque tu eres el producto de él.

Dejarlo ir te permitirá vivir mejor el presente, para crear nuevos presentes. Deja el pasado, vive el presente que es lo único que tenemos. El futuro no existe, tampoco te ates a él. Retira de tu lenguaje toda expresión que te ate al pasado o al futuro. No digas más: “cuando me case...”, “cuando me reciba...”, “cuando gane más dinero...” No permitas que te tironee por un lado el pasado y desde el otro ese futuro que sueñas. No, vive el presente, hazte cada día mejor.

Cada día que vivas liberado de tu pasado y desapegado del futuro, es un día que vives en plenitud. Ese presente es el verdadero creador, es el que atrae, es en nuestro presente que percibimos la realidad.
Sana tu pasado, amígate con él, haz la paz y vive tu presente.

jueves

Preocupados no avanzamos

                                 Recibiendo e-mails de los participantes del Curso-taller gratuito “ley de atracción paso a paso”, uno de ellos me inspiró la idea de escribir sobre este tema. Advertí que no lo había hecho y es un tema muy importante que nos afecta a todos: la preocupación.

La preocupación es una emoción, pero .... una emoción inútil. La preocupación es un mecanismo que nos mantiene inmovilizados en el presente por algo que está en el futuro y sobre lo que normalmente no tenemos ningún control. Nos paramos en el presente torturándonos con algo que estaría en nuestro futuro. Tiene además mucho de miedo, a esos acontecimientos que podrían ( o no?) pasar. Nos atamos a ese presunto hecho y no nos damos cuenta que cuanto más nos preocupamos, más quietos, inmóviles estamos en nuestro presente. No avanzamos.


          Preocuparse es consternarse hoy por algo que estará o no en el futuro. Podemos pasarnos el resto de nuestras vidas preocupados por el futuro y por mucho que nos preocupemos nada cambiará. Y claro, nada cambiará porque una emoción tan negativa como la preocupación no puede generar resultados positivos, ni acciones positiva. A veces hasta nos hacemos una especie de película de lo que acontecerá, con todos los detalles y hasta las posibles variables. Muchas personas llegan a enfermarse, de tanta preocupación por algo que les dijo su médico.

        La preocupación es un desgaste de energía inútil, porque para nada influirá en ese hecho del futuro. Genera angustia, estrés, agotamiento, ansiedad y muchas veces, fobias, y hasta padecimientos físicos. La preocupación forma parte de nuestro antiguo paradigma. Es una creencia que nos fue inculcada y que nuestro subconsciente ha aceptado como válido. Preocuparse es bueno, eh ¡!??

Dentro de ese paradigma (creencias y hábitos) que nos inculcaron la preocupación se nos enseñó como sinónimo de Amor: “Si la quiero, me preocupo por ella”; “como no voy a preocuparme si lo amo”; “ no puedo dejar de preocuparme porque los quiero mucho”. Nos enseñaron que la forma de demostrar el amor a nuestros hijos es “preocupándonos” por ellos, porque si no nos preocupamos qué clase de padres somos!
Pero, hay otras preocupaciones que nos inculcaron: la salud, hay que preocuparse porque si no, nos enfermamos y nos morimos; el trabajo, si no me preocupo me despedirán; la muerte de nuestro padres, la economía, el clima, la seguridad, envejecer, morir, etc.


                               La preocupación que nada puede hacer por el futuro, y sí malgastar tu presente inmovilizándote, paralizándote, muchas veces la usamos como excusa, una justificación para nuestras frustraciones, para evitar actuar, asumir riesgos, lanzarnos a la vida, encaminarnos hacia el objetivo.
            Cuántas veces decimos: “no puedo hacer nada, estoy tan preocupado”. Sirve para autodefinirnos o etiquetarnos como “buenos padres”, “buenos hijos”, “buenos esposos”, etc. por qué.....pues porque nos preocupamos.

            La preocupación nos trae una especie retribución sicológica por eso acudimos a ella. Como me preocupo soy un buen padre. Que mejor ocasión que el preocuparme para justificar porque como tanto si estoy pasado de peso, o si fumo, o consumo sustancias que crean dependencia. Dejo de comer, fumar, o consumir sustancias cuando no esté tan preocupado por esto o por aquello.

                                  La preocupación ayuda a evitar el cambio. Las preocupaciones impiden que vivas tu vida. Los angustiados se quedan quietos preocupándose por todo mientras que las personas activas y positivas tienen la necesidad de moverse. La preocupación es un recurso muy hábil que sirve para mantenernos inactivos. Es mucho más fácil angustiarse, preocuparse, pero menos mucho menos estimulante, agradable y provechoso que ser una persona activa comprometida con las cosas.
Es bueno el ejemplo de la persona que preocupada porque le falte dinero, guarda, guarda y guarda ( ... para los herederos ) y se olvida de disfrutar ese dinero en el presente. O aquella que preocupada y preocupada por su salud, yendo y viniendo de la consulta médica, los análisis etc. no vive en salud el presente, en realidad, con su preocupación crea un futuro de enfermedad y no disfruta de la salud que tiene en el presente.
                                  La preocupación es un sentimiento que te inmoviliza en el presente por cosas que pueden llegar a suceder en el futuro. No hay que confundir la preocupación con planificar las acciones para lograr tus metas. Si estás haciendo planes para el futuro y la actividad del momento presente puede contribuir a que ese futuro sea mejor esto no es preocupación. Sólo es preocupación cuando de alguna manera te encuentras inmovilizado en el presente por algún acontecimiento que puede suceder en el futuro.

                                  El mejor remedio para la preocupación es la acción. Actúa en lugar de preocuparte. Puedes empezar reconociendo lo absurda e inútil que es la preocupación. Sabes, que nada cambiará porque te preocupes. Fíjate que miedos se ocultan tras la preocupación, y enfréntalos, porque eso sí puede ayudarte, en cambio, la preocupación te dejará tus miedos intactos.

                                 Aprende a vivir ahora, en el presente, y a no desperdiciar los momentos actuales con pensamientos inmovilizantes del futuro. No hay otro momento en el que sea posible vivir más que en el presente, el ahora, y todas tus preocupaciones tan inútiles se hacen en el exclusivo momento presente.

El futuro no es más que un nuevo presente. VIVE EL PRESENTE



Sony