En todo sistema familiar
existen lealtades que la mayoría de las veces son arcaicas, porque llevan a sus
miembros a sufrir de manera absurda. Este amor y lealtad fue lo que observó
Bert Hellinger en la práctica de las Constelaciones Familiares, se dio cuenta
de que es “el amor ciego” “arcaico o infantil” lo que lleva a todo un sistema
familiar a perpetuarse en repeticiones de destinos trágicos. En contraposición advirtió que existen ciertos
órdenes que en compensación, conectan a los que lo siguen con la vida,
otorgándole poder y libertad para seguir su propio destino. Dichos órdenes
fueron los que dieron origen a un nuevo enfoque de las constelaciones
familiares que otorga poder y fuerza.
Detrás del amor ciego, existe una profunda
transgresión al amor auténtico y una fuerte lealtad al clan familiar. A través
de él se repiten destinos trágicos de manera inconsciente. Son ejemplos de ese “amor
ciego”:
· Excluir a un miembro de la familia por haber
realizado algo “malo o indebido” como quedar embarazada sin casarse, por
exigencia del resto de la familia, por conflictos o enfermedad, o haber
abortado
· Querer encargarse de los padres o enfermarse por
lealtad a ellos, porque internamente se dice “mejor yo que tú”
· Quedarse soltero (a) por cuidar y atender a los
padres
· Rechazar a uno de los padres por lealtad al otro,
es decir, intervenir en asuntos que son de ellos
· Estar resentido con los padres o cualquier otro
miembro de la familia
· Dar de más en nuestras relaciones de pareja,
haciendo al otro pequeño, quebrando el necesario equilibrio entre dar y recibir
· No respetando a las parejas anteriores de nuestra
ex pareja
· Desacreditando a mi pareja delante de mis hijos
· No respetando el lugar de los hijos de un
matrimonio previo de mi pareja
Esos órdenes del
amor fueron descritos por Hellinger en base a ciertos aspectos que observó se
verificaban en todo sistema familiar.
El derecho de pertenencia. Todos los miembros de una familia tienen derecho
a pertenecer y ser parte: cada persona que ha pertenecido a un sistema,
indiferentemente de lo que hizo o dejó de hacer tiene derecho a pertenecer.
Cuando se le excluye, alguien más adelante se ve en la necesidad de
representarlo con su propia vida.
Prioridad del primero en el tiempo. El que llegó primero tiene prioridad. Las parejas
anteriores tienen una fuerza especial y deben ser vistas y reconocidas por los
miembros posteriores. La relación de los padres tiene prioridad sobre los
hijos, ya que gracias a esa unión fue posible la llegada de los hijos.
Ante los padres
los hijos siempre serán los pequeños y esto no significa que hay que hacer todo
lo que dicen los padres sino que se debe honrar y respetar a los padres, tal y como
son y tomar todo lo que nos dieron con amor.
Equilibrio entre dar y recibir. En toda relación entre iguales debe existir un
equilibrio entre el dar y recibir. Dicho equilibrio no se cumple con los
padres, debido a que estos nos regalan lo más grande que se tiene “la vida” y
esto no puede ser devuelto...sino que se tiene que tomar con todo nuestro
corazón y pasarlo hacia adelante, hacia nuestros propios hijos o proyectos de
vida.
Agradecer todo tal y como es y cómo fue. Cuando con humildad nos inclinamos ante la vida,
respetando y agradeciendo todo lo que viene...la misma vida nos bendice con
mucho más...porque así vivimos sin expectativas, ni exigencias.
Cuando empezamos a
comprender y aplicar los órdenes del amor en el diario vivir, empezamos a estar
en sintonía con la vida, porque dejamos espacio para la armonía en las
relaciones ocupando el lugar que nos corresponde y dando lugar a todos los que
forman parte, sin emitir juicio. Sólo esto proporciona la paz y la sabiduría.