miércoles

Niños con creencias potenciadoras

                                   Y sigo con los niños. Es que si alguna garantía tenemos que la humanidad pueda algún día establecerse sobre base más sanas, más solidarias, más prósperas son nuestros niños de hoy. Para eso, es necesario que nosotros comencemos hoy, cambiando nosotros, cuestionando nuestras creencias limitantes, cambiándolas por creencias más potenciadoras de nuestra capacidad interior. Permitiéndonos acceder a la abundancia del Universo, del que somos parte. Y si somos parte de ese todo, participamos de las características del todo. El Universo es armonía, es abundancia, es perfección, es energía en constante y fluido movimiento. Siéntete parte de ese todo, por que lo eres.

Transmitamos a nuestros niños creencias que les permitan desarrollar toda su capacidad, desarrollar al máximo su mente, todo su cerebro, el lado izquierdo lógica, racional pero también el lado derecho, el de la imaginación, la intuición, la creatividad.

                                   Mira cuando el bebé es pequeño, llora si tiene hambre y su mamá lo amamanta o lo da el biberón y el bebé ya no llora. Si está mojado o sucio llora, la mamá lo cambia y ya no llora. Duerme cuando tiene sueño, come cuando tiene hambre, cuando está despierto juega con su imaginación, mira hacia todos lados, descubre los colores, los olores, las sensaciones, toca con sus manitos, levanta sus piecitos. Disfruta de la vida! Que maravilla!
Pero luego, que hacemos los adultos? Empezamos con los “debería ser”. Esos “debería ser” que nos inculcaron a nosotros y que aún conservamos. Hacemos todo como “debería ser”. Y “el debería ser” es solo una actitud para complacer a los demás, para lograr la aceptación de los demás, como si nuestro valor necesariamente tuviera que ser juzgado por otros.

Y eso es lo que inculcamos a nuestros niños: el “debería ser”. Esa necesidad de aprobación que inculcamos a nuestros niños es la generadora de la falta de confianza en sí mismos y de la baja auto estima que desarrollan. Les hemos enseñado –como nos enseñaron a nosotros- a requerir la aprobación de los demás, a ser como “debería ser”.
Es cierto que los niños en los primeros años de su vida necesitan realmente la aprobación y aceptación de algunos adultos que son importantes en su vida, básicamente los padres biológicos o adoptivos. Pero ese sistema de aprobación tendría que fomentar la auto confianza, la auto estima del niño. Que desarrolle confianza en si mismo, para que no cargue toda su vida con “la necesidad de aprobación de los demás”.

                         El acatamiento ciego de los “debería ser” lleva poco a poco al niño a una servidumbre emocional permanente que anula su capacidad de discernimiento, su pensamiento propio. Hacemos que el niño haga lo que se “debe hacer”. Nosotros también hacemos generalmente lo que se “debe hacer”, lo que está bien visto, lo que otros aprobarían.

                         Nuestro niño crece y se llena de “debería ser”. Come cuando se le ordena, juega cuando se le ordena, consulta absolutamente todo buscando ser aprobado, y para llegar a su capacidad propia de pensar y decidir debe atravesar cientos de “no debes hacer esto, aquello y lo otro” y “haz esto y aquello y lo otro”. Estudios científicos han comprobado que hasta los 7 años de edad, a los niños se les ha dicho más de 100.000 veces NO. Cien mil veces!!!

Cuando el niño intenta acordonarse los tenis o colocarse un abrigo, pasar el jabón en su cuerpo, secar el agua con la toalla, etc. está gritando “yo puedo hacerlo solito”; está tratando de desarrollar su potencial, sus capacidades y generando confianza en sí mismo. Cuántas veces hemos impedido ese acto? Cuántas veces le decimos, "yo lo hago tu eres muy pequeño", o " yo lo hago más rápido que tú, estoy apurado, no tengo tiempo que perder".
Y peor aún, cuántas veces le hacemos creer que es El, el que piensa, y decide cuando en realidad lo hacemos nosotros desestimando totalmente su opinión? Acaso no le decimos: puedes ponerte la ropa que desees. Y cuando viene vestido le decimos, pero no ese pantalón no combina con la blusa, quedas ridículo, que dirá la gente si te ve así vestido.No te da verguenza?

                              Dar lo mejor a nuestros niños, no es solo darle cosas materiales y mimos, es necesario para su íntegro desarrollo, para que viva una vida plena, transmitirle confianza, creencias potenciadoras de su capacidad, la aceptación de sí mismo.

5 comentarios:

  1. Marisa Ro14:03

    Gracias Sony. Muy bueno el artículo. También el curso taller, que estoy haciendo contigo. Yo tengo niños y realmente desde que encontré tu página, tengo una perspectiva diferente para educarlos. Es muy cierto lo de las creencias. Estoy aplicando con ellos todo lo que compartes con nosotros y veo que mis niños están mucho mejor, siempre contentos, están cambiando. Estoy feliz, gracias, gracias y gracias.

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  2. Anónimo20:32

    Muy buen artículo, Sony. A punto de ser madre por primera vez, me viene la idea de que los hijos pueden ser un espejo en el que mirarnos y trabajar el reflejo distorsionado a la vez que les ayudamos a ellos a desarrollarse.
    Efectivamente, el vivir en un mundo material y materialista, hemos considerado que, cubriendo todas las necesidades externas de los niños, acaba nuestra misión, y quizás comience justo ahí, en no concederles todos los caprichos materiales e invertir más en la transmisión de valores de padres a hijos, en lugar de que los hagan otros adultos. Lógicamente, ésto exige un mayor esfuerzo pero, cuando uno decide ser padre, ha de ser consciente de lo que ello implica y comenzar a trabajarse internamente porque, lo quiera o no, va a ser un ejemplo a seguir por su propio hijo.

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  3. Gracias por comentario. Ser padres es la maravilla más hermosa que el Universo nos regala. Lo más importante es darle amor, desde que está en el vientre, que sea querido y esperado con amor, porque él nos elige como padres, porque viene a cumplir una misión en este mundo, viene a sanar su karma, a evolucionar como ser espiritual.
    Tampoco se trata de desdeñar todo lo material, sino de descubrir o intentar lograr un quilibrio entre lo emocional y lo material. Permitir que nuestros niños se desarrollen en plenitud requiere de que elevemos nuestra conciencia individual tratando de unirnos a la conciencia universal. Todos formamos parte de esa conciencia universal, tu niño también. Los caprichos como tu los llamas, no vienen con el niño, los aprende de los adultos, del nundo que lo rodea. Si puede y le permitimos vivir libremente, desarrollarse sacar todo su potencial, los padres nos convertimos en sus guias, pero no en sus propietarios. Ellos tienen el derecho de nacimiento de ser lo que vinieron a ser, de elevarse espiritualmente desde el primer llanto. Hablar con ellos, darles su espacio, jugar con ellos, dedicarles nuestro tiempo aunque sea poquito, repetirles mil veces que los amamos, hará que nos reflejemos en ellos y empecemos a amarnos y respetarnos a nosotros mismos. Nuestros hijos obran como espejos, son una oportunidad para ir sanando nuestro karma, nuestras creencias limitantes. No le enseñes escasez, no le enseñes limitaciones, muestrale la inmensidad del Universo que lo rige el Amor Universal. Todos somos hermanos, por eso yo los quiero tanto a todos mis lectores, a todos los que me escriben,y que además son tambièn mis espejos. No necesito saber que rostro tienen, para amarlos. Yo amo a todos los lectores, sean quienes sean, estén donde estén, porque esto es recíproco, nos retroalimentamos constantemente. Por eso doy gracias que me escriban. Un fuerte abrazo. Felicitaciones por la pronta llegada de tu bebe.

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  4. ¿Qué libro, autores de apoyo utilizaste para armar el artículo?

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    1. Nhataly, gracias por tu visita. La respuesta es muy simple, ninguno. Si hubiera utilizado a algún autor en especial, lo habría citado expresamente.

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